Pertenecer a una de las civilizaciones milenarias de la humanidad nos permite incluir en las propuestas nacionalistas los ricos y valiosos aportes culturales de nuestros antepasados, la gran riqueza de nuestro Perú actual, junto a la fabulosa biodiversidad y a la singular historia que nos legaron. Muchas tradiciones han pervivido al paso del tiempo, con grandes beneficios para las comunidades, la población y el país. Entre estas herencias milenarias se encuentran la propiedad comunal, que aún está presente en más de cinco mil comunidades campesinas y nativas existentes en la actualidad, a pesar de la depredación y la serie de medidas que se han dado para hacerlas desaparecer.
La privatización y la mercantilización de las tierras de las comunidades durante el fujimorismo; las crecientes concesiones de tierras de las comunidades nativas para la explotación minera y petrolera; y la política del capitalismo neoliberal del “perro del hortelano” de García, son muestras de las últimas acciones contra las comunidades. Otro de los legados valiosos el trabajo colectivo y de ayuda mutua, conocido como el ayni, que sirvió y sigue sirviendo para atender demandas de trabajo de las familias campesinas, para la construcción de viviendas, caminos y para la producción agropecuaria que nos permite aprovechar y reproducir el germoplasma ancestral.
La crisis sigue afectando a EEUU y países de Europa, como Grecia, Italia, España, Portugal, Francia, Inglaterra y hasta Alemania. La liberalización indiscriminada y sin regulación estatal del sistema financiero de los EEUU, que permitió la emisión de los “bonos basura”, hizo estallar la crisis a nivel planetario. Pero no solo es crisis económica y financiera lo que produce el capitalismo salvaje a nivel planetario. También está generando una grave crisis medio ambiental, por la depredación de bosques, la contaminación de ríos y mares, la minería y el uso de hidrocarburos fósiles, que están produciendo el calentamiento global. Peligra la vida de la humanidad, porque genera también una crisis ética, con la presencia del narcotráfico, la violencia y la corrupción, en esferas de la vida política y social de los países, que degrada la salud y la evolución de la vida humana.
Sin duda, el capitalismo salvaje no puede ser la alternativa o el modelo de sociedad a construir, por la creciente desigualdad y la mala distribución del ingreso y, como lo señala Thomas Piketty, por la no incorporación de parte importante de la sociedad a los beneficios que genera el avance científico-tecnológico. El desempleo y la creciente pobreza que se extiende a nivel planetario son sus consecuencias fatales. Nos lleva a sostener que el capitalismo neoliberal o capitalismo salvaje no puede ser modelo de sociedad, ni de política y ni de economía al que debemos aspirar para beneficiar a nuestro pueblo. El avance científico-tecnológico debe estar al servicio del desarrollo de nuestra Nación y en beneficio de la población, en especial de los más necesitados.
Necesitamos construir una sociedad alternativa al capitalismo salvaje, que tome al mercado y al Estado como medios para el logro del bienestar de la población, y que promueva el desarrollo con varios tipos de propiedad como la privada, estatal, comunitaria y cooperativa. Que se respete a la naturaleza, a la Pachamama, que produzca un desarrollo en armonía con la naturaleza y donde primen los valores de honradez, convivencia, solidaridad, colaboración y cooperación entre pueblos y países. Una sociedad democrática, con derechos para todos y todas, con un Estado multinacional y pluricultural que le alcance a todos los peruanos, autónomo, independiente y soberano, basado en las capacidades múltiples del poder representativo y legítimo, donde todos y todas sean ciudadanos y ciudadanas con plenos derechos. Será necesario dotarse de una nueva Constitución, alternativa a la Constitución del fujimorismo corrupto y entreguista.
El modelo de organización socioeconómica y laboral de los incas y algunas civilizaciones preincas se basó en la propiedad comunal, el trabajo cooperativo o ayni y en la distribución equitativa de la tierra y sus productos, de manera precursora a lo que ahora se conoce como socialismo o agrarismo comunitario, como lo sostuvieron Pierre Bourdin y Mariátegui.
Ahora están en curso variadas experiencias positivas de construcción socio económica en países de América Latina como la del “Socialismo del Siglo XXI”, la de “buen vivir” y la “revolución ciudadana” entre otras, que han significado importantes avances en la mejora de las condiciones de vida de los pueblos que deben ser evaluadas recogiendo lo mejor de estas experiencias en el proyecto de construcción de una nueva sociedad y de un nuevo estado al servicio del pueblo. Nuestra propuesta de nueva sociedad peruana debe ser original, propia, “creación heroica” de todos los peruanos y “sin calco ni copia” como lo propuso el Amauta José Carlos Mariátegui.